
Video resumen boletín general Azimut:
¿Qué está pasando con los precios de la energía?
En Colombia, existen dos mercados de energía: el mercado regulado y el no regulado. La diferencia más fundamental entre ellos radica en que en el mercado regulado suelen agruparse los pequeños consumidores de energía, como los usuarios residenciales o las pequeñas industrias, mientras que en el mercado no regulado se encuentran los grandes consumidores, es decir, aquellos que consumen más de 55,000 kWh al mes (cuando supera un nivel límite de consumo de mínimo 0.1 MW de potencia, o 55 MWh-mes en energía promedio durante los últimos seis meses).
En el caso de las empresas colombianas, han mostrado preferencia por formar parte del mercado no regulado, ya que tendrían la libertad de negociar dos componentes clave de la tarifa: la generación y la comercialización. Traduciéndose invariablemente en notables ahorros en sus costos.
No obstante, en el 2023, esta fórmula para lograr ahorros parece estar agotándose debido a una serie de factores, que incluyen el fenómeno de El Niño, la falta de liquidez en las empresas de comercialización y la creciente incertidumbre política a nivel nacional, entre otros. La siguiente gráfica ilustra esta afirmación, ya que muestra la diferencia promedio entre los mercados regulado y no regulado para las tarifas que se pueden negociar en este último.

Mientras que entre 2017 y 2022 una empresa ganaba en promedio 25 pesos por cada kilovatio-hora consumido por pertenecer al mercado no regulado, hoy solo gana 7 pesos, lo cual es reflejo de los problemas del sector.
La siguiente gráfica presenta la evolución histórica de los precios de generación y comercialización (G + C) para ambos mercados:

En la figura anterior vemos que a finales del 2022 los dos mercados comenzaron a converger y sus diferencias en precio se diluyen.
Sector industria de alimentos: Ideas para ahorrar energía en mi empresa
La industria alimenticia como segmento de la economía es bastante amplio por los infinitos productos que de allí surgen. En cuestiones energéticas, podría segmentarse de diferentes maneras. En el ámbito de los alimentos perecederos, la energía enfocada en el funcionamiento de sistemas de refrigeración puede llegar a significar un 40% a 60% del total, mientras que en alimentos que deben ser horneados, el gas natural juega un papel fundamental dentro de la matriz de consumo energético (70% a 85% del total).
A partir del producto de cada industria alimenticia, se configura la cadena de equipos consumidores de energía necesarios para su generación. Aunque se presenten diferencias en las intensidades de sus participaciones, basado en los proyectos ejecutados a la fecha, hemos resumido el retorno financiero usual de los proyectos de eficiencia energética en los principales sistemas de esta industria.

La eficiencia energética en la industria alimenticia se ejecuta a través de dos metodologías: sustitución tecnológica y gestión del uso. La primera se enfoca en reponer equipos o sistemas en operación por otros más novedosos que ejecuten la misma tarea siempre y cuando dicho recambio tenga un sustento económico y/o de sostenibilidad para la compañía. El segundo, se refiere a optimizar la operación de sistemas energéticos a través del análisis de los datos críticos de operación como consumo energético, humedad, temperatura, composición, velocidad, etc.
En procesos productivos complejos como hornos industriales hemos encontrado que la relación de oportunidades de hacer eficiente el uso de energía viene en la siguiente relación:

Beneficios de la transición a la iluminación LED.
En proyectos de sustitución de iluminación fluorescente o halógena se pueden lograr ahorros entre el 50% y el 70% de la potencia instalada, que, de acuerdo con la operación y el consumo del inmueble se traducirá en una reducción de los costos asociados en la factura de energía.
La transición de la iluminación tradicional, como la fluorescente o halógena, a la tecnología LED (diodos emisores de luz) y la inclusión de elementos de control, se ha destacado como estrategias claves para mejorar la eficiencia energética en Colombia.
Las bombillas LED consumen considerablemente menos energía que las tradicionales, lo que resulta en una reducción directa de los costos de electricidad. En Colombia, donde la demanda de energía eléctrica sigue aumentando, esta transición puede contribuir a aliviar la presión sobre la red eléctrica y reducir la dependencia de fuentes de energía no renovable.
LUMINARIAS FLUORESCENTES
- Requieren generar una temperatura considerable para ionizar los gases, en este proceso la luminaria se hace ineficiente y consume mayor energía.
- Contienen componentes tóxicos como el mercurio, un metal noble altamente tóxico para la salud.
LUMINARIAS LED
- No contienen rastros de elementos químicos (son ecológicamente eficientes y pueden ser recicladas).
- Tienen una vida útil mucho más larga en comparación con las fuentes de luz tradicionales.
- Calidad de luz superior, colores más precisos y menos parpadeo.
- Altamente direccionales, mejor focalización de la luz y menos desperdicio.
- Pueden lograr eficiencias por encima de los 150lm/W.
Por ejemplo, una fuente de luz que emite 10000 lúmenes con 100W de potencia. En ese caso la eficacia luminosa sería de 100 lúmenes por vatio, resultado de dividir diez mil entre cien.
Por otro lado, otra bombilla de 100W tiene la capacidad de emitir 15000 lúmenes, en este caso su eficacia será de 150 lúmenes por vatio y por tanto mucho más conveniente que la primera, ya que entrega mayor luminosidad con la misma potencia consumida.
En proyectos de sustitución de iluminación fluorescente o halógena se pueden lograr ahorros entre el 50% y el 70% de la potencia instalada, que, de acuerdo con la operación y el consumo del inmueble se traducirá en una reducción de los costos asociados en la factura de energía.

Conoce aquí uno de nuestros casos de éxito en sustitución de luminarias: AUTOPISTA MEDELLÍN – BOGOTÁ, DEVIMED.


